"Yo solía pensar que era la persona más extraña en el mundo, pero luego pensé..."
- Julieta
- 13 févr. 2018
- 3 min de lecture
"Yo solía pensar que era la persona más extraña en el mundo, pero luego pensé, hay mucha gente así en el mundo, tiene que haber alguien como yo, que se sienta bizarra y dañada de la misma forma en que yo me siento. Me la imagino e imagino estar por ahí pensando en mí. Bueno, yo espero que si tú estás por ahí y lees esto, sepas que sí, es verdad, yo estoy aquí, y soy tan extraña como tú."
Frida Kahlo

La primera vez que leí esta frase, una de mis mejores amigas me la mostró, diciendo "mira, somos nosotras". El territorio en ese entonces era hostil: comencé mi trabajo como profesora en el colegio más vulnerable de la Región. Claro que me sentía sola, los profesores son una forma de vida muy extraña, especialmente ahí. Algunos intentan apoyarte desde su experiencia, otros te dicen que ya vas a madurar, pero todos piensan que en algún momento, como por arte de magia, te saldrá un "cayo emocional" (esta es una cita) y ya no te afectarán las cosas que pueden pasarte dentro de una sala de clases. Con el tiempo, me di cuenta de que para mí era imposible, porque no estoy dispuesta. Las cosas que pasen en una sala de clases siempre van a afectarme, de alguna u otra forma. Me conecto con mis alumnos y su sentir.
En medio de todo esto, llegó la Nacha. Nos conocimos ahí y se convirtió en una de mis mejores amigas. Comenzamos a hablar de todas las cosas que nos gustaban, que nos movían, las pasiones, los dolores, los amores malvados y las rancheras mexicanas que nos hacían llorar. Empezamos a hablar de Frida, de feminismo, de literatura, de arte, de cine, etc. Ahí supe que yo ya no estaría nunca más sola.
Desde siempre me he sentido una extraña, seguro a muchos les pasa o les ha pasado. Llega un momento en que piensas "no pertenezco". Creo que en mi caso, ese sentimiento ha estado siempre, desde que tengo memoria.
Cuando era chica, me llevaba pésimo con mis primos, tenía algunas primas con las que podía compartir, sin embargo recuerdo fiestas familiares que terminaron muy mal y con ganas de querer escapar del mundo. Esto a los 9 años. En el colegio, el panorama no era mejor. Las amigas que tuve en el Jardín de Infantes, en algún momento, se dieron cuenta de que yo no era muy cool y comenzaron a juntarse con las niñas "populares".
En Chile, en el colegio al que asistí durante el resto de mi enseñana, encontré algunas amigas, sin embargo, los procesos de amistad son tan misteriosos, que recuerdo haber pasado mi graduación de 8vo básico, también, sola. Asistía a clases de teatro los fines de semana, pero en todos los grupos sociales, seguía ajena a los demás. Ya cuando estuve en la Enseñanza Media empecé a sentirme un poco más parte de algo. Retomé mis clases de teatro en otro grupo, fuera de mi colegio. Empecé a conocer más gente, a generar vínculos. Empecé a escribir un diario, cuentos y poemas. Tenía 15 años. Creo que había estado buscándome y por fin empezaba a perfilarse una parte importante de quién sería yo, y de quién soy ahora. Soy una artista. No importa si lo que hago lo hago bien o mal, el tema es que si no lo hago, siento que algo en mí muere y que la vida no tiene sentido.
Darme cuenta de qué quiero hacer me hizo ver quién soy y averiguar dónde quiero estar. No puedo (y creo que nunca podré) hablar de pertenencia, hablar de dónde pertenezco. Pero sí puedo hablar de quién soy, de lo que quiero hacer, de dónde vengo y hacia dónde voy. Me ha servido enormemente este camino recorrido, las personas que he conocido en él y cómo todo esto ha ayudado a forjarme. Al igual que la frase de Frida, siento que me he ido encontrando con esas personas similares a mí que se sentían solas. Estamos juntos en esto de vivir y ser extraños, en esto de sentirse ajenos al mundo.
La última vez que escribí la frase de Frida, fue en una carta que le dejé a mi hermano, antes de partir de Chile, junto con otras 15 cartas más con frases para la vida, creyendo que de esa forma, llenaría un vacío que podría dejar mi ausencia, creyendo que de esa forma, podría acompañar a mi hermano en este camino por la adolescencia. No sé si le sirva, pero sí espero, de todo corazón, que sepa que cuando él se sienta solo, siempre habrá alguien más, que está por ahí, que también se siente solo y que es tan extraño como él.
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